Experto argentino afirma constituciones mantienen intocada la vieja organización del poder

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Publicación: Jueves 20 de Septiembre , 2018 / 02:35 P. M.
Experto argentino afirma constituciones mantienen intocada la vieja organización del poder

SANTO DOMINGO.-  El constitucionalista argentino Roberto Gargarella afirmó que luego de más de doscientos años de vida constitucional se puede decir que vivimos dentro de un contexto de ideas radicalmente opuesto al que primaba en “período fundacional”, y lo que parece primar es “el hecho de la democracia”, el compartido supuesto conforme al cual tenemos el derecho de participar activamente en la decisión de todos los asuntos públicos.

“Sin embargo, nuestras constituciones no parecen haber registrado ese cambio de paradigma. A pesar de las muchas modificaciones a que han sido sujetas (sobre todo, en relación con las declaraciones de derechos), tales constituciones han mantenido básicamente intocada la vieja organización del poder y así, por tanto, los rasgos anti-democráticos de su estructura: resaltan, por su número e importancia, los principios y reglas ‘incapacitadoras’ remanentes”, manifestó el destacado jurista.

Expresó que el hoy se cuenta –en toda América con un sistema de “frenos y equilibrios” montado sobre una sociología política que era ya imperfecta en su tiempo, y una filosofía política de rasgos fuertemente no-democráticos.

Roberto Gargarella dictó la conferencia “La constitucionalización de la vida política", en el marco del IV Congreso Internacional sobre Derecho y Justicia Constitucional cuyo tema central es “La constitucionalización del derecho”.

Indicó que con razón se ha examinado al Poder Ejecutivo en las constituciones de América Latina apelando al concepto de “hiperpresidencialismo”.

“Según Carlos Nino –quien acuñara el concepto– la idea de “hiperpresidencialismo” se puede entender comparativamente, en particular cuando examinamos las facultades asignadas al (y conseguidas por el) Presidente, en las constituciones de América Latina, vis a vis las que fueron reservadas para el cargo en la Constitución de los Estados Unidos, que le sirviera como modelo”.

A su juicio, al inicio de los 80 la crítica al hiperpresidencialismo dominó buena parte de los estudios constitucionales de la región. Entonces, una mayoría de los países latinoamericanos recuperó la democracia, y muchos autores (con razón) comenzaron a señalar al sistema hiperpresidencialista como corresponsable de lo que entonces aparecía como el peor de los “dramas” institucionales de la región: la inestabilidad democrática.

A principio del siglo XX apareció la famosa Constitución mexicana de 1917, que fue la primera en el mundo en incluir una larga lista de derechos económicos, sociales y culturales en su texto, por sobre la tradicional lista de derechos liberales clásicos.

Gargarella dijo que la mayoría de las constituciones de América Latina siguieron ese ejemplo, sobre todo desde mediados del siglo XX, y lo expandieron aún más recientemente, con el agregado de referencias explícitas a los derechos humanos y multiculturales.

Indicó que los “nuevos” derechos –sociales, democráticos, participativos, de avanzada, propios del siglo XXI– de las “nuevas” constituciones regionales, tienden a ser frenados por las “viejas” estructuras, alineadas conforme a criterios, más bien elitistas, propios del consenso liberal-conservador del siglo XIX.

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